Se identifica con el logro de su pueblo y se conmueve hasta las lagrimas cuando alguno de aquellos y aquellas que comparten su nacionalidad, logran destacarse en cualquier quehacer que ponga el alto el nombre de la tierra que les vio nacer.
Y, los dominicanos y dominicanas no somos la excepción, por el contrario, hemos hecho de la dominicanidad…una marca de fábrica, algo tan especial que……quizás de manera infantil…..proclamamos como algo “único”, tan sublime que decimos; medio en broma pero creyéndolo firmemente en nuestro fuero interno; que….”Dominicana es La Tierra de Dios” o, como diría una persona identificada como “Negra Bella” en uno de los tantos lugares de intercambio entre dominicanos y dominicanas en la Web….”Ser dominicano es un orgullo, es ser una persona de lindo corazón, cariñosa y sobre todo : solidaria con los demás”. O, como diría, en ese mismo sitio, alguien identificada como Rosy Jiménez, ....”Ser DOMINICANO, ES MAS QUE UNA NACIONALIDAD, ES UN SENTIMIENTO! .
Es tener un calor humano único e inigualable, es hacer una fiesta con nuestras desgracias, es reir, brincar y saltar cuando todo parece incierto. Es esa capacidad de sobreponernos a las vicisitudes en el menor tiempo posible! Es algo que quieren muchos, pues el país esta lleno de inmigrantes que vienen y no se van ni matao!”.
Y como los ejemplos arriba citado, podríamos encontrar cientos, miles de testimonios, millares de ejemplos de lo que nuestra gente siente en su corazón sobre lo que es….”SER DOMINICANO”. Lo que si he constatado de manera fehaciente es el sentimiento que prima en cada uno : Lo especial de serlo.
La gracia divina que poseemos al compartir con Duarte, Anacaona, Mella, Henriquillo, Sánchez, Canoabo, Luperón, Patria, Minerva, María Teresa, Mamá Tingó o la más humilde trabajadora del campo que arranca con sus manos a la Madre Tierra el sustento para el fruto de su vientre que espera en un ranchito de yagua el pan ganado de manera digna y honrada. Ser dominicano, ser dominicana es…….un regalo divino.
Y, estaría dispuesta a apostar “peso a morisqueta” como decía mi padre, a que….todos y todas y cada uno y una de ustedes…están de acuerdo conmigo. De eso no tengo duda.
Ante esta realidad que para mi, no necesita demostración, estoy desconcertada (por no decir…horrorizada, asombrada, con un sentimiento de incredulidad que me hace sentir a ratos unas nauseas profundas y sentidas) ante una situación que me asombra profundamente y me desconcierta: La actitud de encono, la conducta de desprecio, las manifestaciones de odio, maledicencia y calumnias que manifiestan algunos dominicanos y dominicanas ante otros dominicanos y dominicanas residentes en La Florida.
Me he quedado pasmada al comprobar, como se olvida todo ese sentimiento de solidaridad y amor que evoca el compartir la nacionalidad dominicana, cuando de intentar menoscabar el buen nombre o la valía de otro u otra compatriota, por el simple hecho de simpatías personales, intereses particulares, ambiciones retardadas, expectativas no cumplidas, diferencias políticas o partidarias o simplemente: por envidia, rencor, pequeñez mental o mediocridad vivencial.
Cuando llegué hace un tiempito a La Florida, me regalaron un libro titulado “Como perros y gatos: dominicanos en La Florida”. Lo tomé como una …”dominicanidad” más, pero…el tiempo me ha demostrado que detrás de ese simple título, subyace tristemente, algo de verdad. Lo penoso es que, estoy firmemente convencida de que esos y esas: son los menos.
Pero esos menos, son los que menoscaban nuestra nacionalidad, los que olvidan que por sus venas corre la misma sangre café con leche que nos hace una raza de hombres y mujeres que tradicionalmente nos hemos sabido sobreponer a nuestras diferencias personales y limitaciones como país en desarrollo, para crecernos en las dificultades y hacer que los milagros sucedan en esa bendita “media isla situada en el mismo trayecto del sol”.
Esos menos, son los que inundan las secciones de comentarios de los medios digitales de comunicación, con toda sarta de groserías, insultos, diatribas y mentiras que nos hacen ver como salvajes, cuales caníbales que sólo les impulsa el id primitivo de su personalidad, que sólo responde al “aquí y el ahora”, al “principio del placer” ,sin medir la capacidad de dañar la imagen de todos y todas, por el simple hecho de dar rienda suelta a sus impulsos más nocivos y a sus propias carencias y deficiencias.
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